Ayer, primer domingo de sol en Cádiz en mucho tiempo, estuve en casa de una muy buena amiga pasando el día con mi familia. Nos juntamos seis adultos y algunos niños.
Resultó que todas las chicas éramos TEAT (Técnico en Empresas y Actividades Turísticas) y alguna que otra hasta hizo luego el grado.
Inevitablemente, hablamos de trabajo - sólo una tiene empleo, porque trabajo tenemos todas - del sector, de lo que hacíamos...Por supuesto, cada quién contó sus experiencias en este y otros sectores en los que hemos trabajado a lo largo de los años. Llamó poderosamente mi atención que coincidimos todas en un comentario: "La gente que hace turismo sirve para cualquier cosa".
Y es verdad. Primero, porque la formación que recibimos - al menos los que estudiamos bajo el plan de estudios de Técnico en Empresas y Actividades Turísticas - era muy amplia. Tanto que abarcaba todo lo relacionado con las empresas, y hacía hincapié en las turísticas específicamente, dos idiomas, las técnicas de "actividades turísticas", tipo guías turísticas, agencias de viajes, estructura del mercado turístico, hotel.....y todos los derechos relacionados con la empresa.
Esto te permitía trabajar en un amplio abanico de posibilidades. Pero, además, es que si no había trabajo "de lo nuestro" nos dedicábamos a la formación, a la comunicación o a cualquier cosa que tuviera que ver con ponerse delante de alguien y por la que nos pagaran. Hay que sumar a eso que es un sector con un gran intrusismo. Todo el mundo entiende de turismo, los técnicos en turismo no podemos dedicarnos a la arquitectura o a la medicina o a la biología; pero cualquiera puede dedicarse al turismo. Y hasta el que no tiene otra cosa, se pone un bar.
Yo hace algún tiempo que dejé el sector, el turismo no me ha dado las alegrías que esperaba. Ahora mantengo mis esperanzas en la comunicación.
